DEL DIARIO DE ARIADNA
Me lanzaron al laberinto de Creta
porque me sabían enamorada del Minotauro
y estoy atrapada en una esquina
en un resquicio donde él no puede verme.
Minos está tan cerca
que hasta puedo oír su respiración.
No me busca sabiéndome prisionera
del cuidadoso acertijo que urdió para apresarme.
Lo conozco y asimismo lo descomprendo,
lo amo y unísonamente lo odio;
su tormenta de sonidos me mantiene insomne las noches.
Veo la luz de la entrada
quisiera salir,
enseñarte Teseo el punto débil
pero temo, aguardo,
aquí en esta cueva de tiempo,
invisible, transparente,
sospechosamente calculando
cómo salvarlo de vos Teseo,
que me llamás: ¡Ariadna! ¡Ariadna!
para que te entregue el hilo brillante
conque lo sacarás para siempre
de este laberinto de mi vida.